JAQUE MATE A LA DEMOCRACIA
Si algo faltaba en esta negra historia K es que la presidente sea sospechosa de dirigir el espionaje y contraespionaje argentino.
Dos diputadas recibieron de forma anónima un listado en el que constaban doscientos dos nombres, con direcciones, documentos y datos personales de quienes estaban siendo observados. No es novedad, sabíamos que era una posibilidad. Tal lista está integrada por actores, periodistas, miembros de la alta justicia, etc. –todos opositores- y otros perejiles que quedaron enganchados porque en alguna conversación telefónica fueron mencionados.
En Argentina las escuchas ilegales siempre han sido un método frecuente de los gobiernos democráticos. Desde Alfonsín hasta acá siempre se conservó tal táctica incorporada durante la dictadura militar. Pero jamás llegó a la escalada que tuvo con Cristina.
Hay una única razón para que esto haya visto la luz. Ciertos jueces habían decidido hacer allanamientos ante denuncias al respecto. No nos queda más que asumir que es una filtración del propio Servicio de Inteligencia para detenerlos. El razonamiento habría sido: te damos esto y a cambio no averigües más. Intentaron asegurarse de que así amenazando a las receptoras con difundir material de sus vidas personales. Mas ellas presentaron tales papers a jueces distintos, cada una por su lado.
Estos mamarrachos de la Gestapo cristinista, con pretensiones de James Bond, llegaron a realizar una fiesta swinger de vigilancia; así el espía terminó siendo espiado y el controlador controlado.
De ser esta acusación real, no dudo que ella haya manejado los hilos para que se formaran islas de poder. “Divide y Reinarás” es el hilo conductor en la mente maquiavélica de la doña. Aunque seré sincera, preferiría que tal aberración correspondiese a mano de obra independiente. Pero eso podría ser tanta ficción como mi escritura narrativa.
Y cuál es el objetivo de semejantes hechos: crear mecanismos de extorsión. Si para bien de la sociedad hubiesen sido actores particulares la meta sería conseguir dinero. Y si fuese confirmado que fueron órdenes presidenciales, correspondería a una necesidad de la Kirchner de conseguir favores de mutismo que, llegado el momento, le eviten la cantidad de juicios políticos a afrontar. Se llaman “impeachments” y marcan la dureza de las acusaciones que asumirá. Si es que por un milagro se impartiese justicia.
Hoy son los espías de turno los que se enteraron de cómo cada implicado mantiene relaciones sexuales con su pareja (porque eso la muda voz habría dicho a las diputadas, lo que ellas callan por un secreto de sumario que de secreto nada tiene). No obstante, mañana los violados en la intimidad serán ellos. Otros se enterarán de cómo les gusta hacer el amor, si son impotentes o gays; y es entonces cuando sabrán por qué el que a hierro mata a hierro debe morir.
A mí la capacidad de asombro se me agotó. Si hasta he perdido la ilusión de ser el fantasma de Hamlet que busca la verdad porque la realidad quedó opacada y la democracia jaqueada cuando la sociedad se sumergió en la extrema paranoia de la presidente. Paroxismo que acosará por tiempo porque la libertad ha sido sitiada, los valores mixturados y las conciencias sometidas.
Tal vez debamos entender que por cada silencio que hicimos más fuerza le dimos a la soberbia de la señora que confundió popular con populismo y democracia con tiranía.
Bárbara Benitez